Este proyecto europeo Grundtvig, de aprendizaje continuado, se centra en la Metodología del Diálogo, consistente en aprender a escuchar lo que el resto de la gente tiene que decir, aprender a tomar una pausa de reflexión antes de contestar y aprender a no tener miedo a los silencios. En este último caso es sumamente importante reconocer el contenido comunicativo que tienen los silencios: las personas nos reflejamos también en ellos; unas veces por cansancio, otras por miedo, otras por vergüenza, otras porque no tenemos nada que decir. Luego ¿por qué razones se dan silencios en las conversaciones? Son parte estructural de la comunicación oral y debemos aprender a interpretarlos. En los círculos de prácticas de Diálogo siempre hay un símbolo físico que nos permite tener la palabra; ese símbolo evita que nos abalancemos verbalmente sobre quien tiene la palabra y, por tanto, tengamos tiempo para la reflexión antes de contestar.
En el proyecto participan profesores de universidad, psicólogas y sociólogas de Alemania, Austria, España, Islandia, Kosovo, Reino Unido, República Dominicana y Rumanía. Nos reunimos una vez en cada país, a lo largo de los años 2010, 2011 y 2012, y trabajamos dos días con grupos escogidos y diferentes para analizar la práctica del Diálogo. En nuestra participación en la Universidad de Oviedo, hemos trabajado conjuntamente con un grupo de mujeres de la Asociación Eva Canel de Gijón y un grupo de doctorandas profesoras ya en la Facultad de Filosofía y Letras en Oviedo. El resultado fue excelente en ambos casos y la valoración que se envía a la Comisión Europea responsable del proyecto Grundtvig es muy positiva.
En el proyecto participan profesores de universidad, psicólogas y sociólogas de Alemania, Austria, España, Islandia, Kosovo, Reino Unido, República Dominicana y Rumanía. Nos reunimos una vez en cada país, a lo largo de los años 2010, 2011 y 2012, y trabajamos dos días con grupos escogidos y diferentes para analizar la práctica del Diálogo. En nuestra participación en la Universidad de Oviedo, hemos trabajado conjuntamente con un grupo de mujeres de la Asociación Eva Canel de Gijón y un grupo de doctorandas profesoras ya en la Facultad de Filosofía y Letras en Oviedo. El resultado fue excelente en ambos casos y la valoración que se envía a la Comisión Europea responsable del proyecto Grundtvig es muy positiva.
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